Las bodas de Figaro, Ópera de W. A. Mozart
¿Podría haber un marco más ideal que el Teatro de los Estados de Praga para la representación de la gran ópera bufa de Mozart Las bodas de Fígaro?
Fue precisamente en este teatro, a finales de 1786, en que Las bodas de Fígaro disfrutaron de su primer gran éxito. Su estreno en Viena en la primavera del mismo año se había visto empañado por los abucheos de algunos de los espectadores, se sospecha que contratados por algún rival de Mozart celoso por el favor con el que contaba por parte de la corte, y en aquella primera serie solamente se llegó a representar nueve veces.
Las bodas de Fígaro es un relato hilarante en que sus protagonistas conspiran para sabotear los intentos del señor feudal, el Conde de Almaviva, de reclamar su derecho de pernada. El ingenioso Fígaro, ayudado por su prometida, Susana, y también por la esposa del conde, Rosina, se asegura de que el conde se lleve su merecido, aunque no antes de que toda una serie de intrigas, disfraces, y confusión de identidades cautiven completamente a la audiencia.
La visita de Mozart a Praga a principios de 1787 fue la consumación de la relación de amor entre la ciudad y el compositor. Era aquella una época en que los artistas eran apreciados tanto como intérpretes como por ser los creadores de la música y Mozart, en un concierto benéfico organizado por su cuenta el 19 de Enero, demostró que respondía a ambos perfiles, improvisando unas variaciones al piano sobre Non più andrai, una de las arias de su propia ópera.
Y en cuanto a la música, nadie mejor para definir su calidad que Johannes Brahms que, atónito por el logro de Mozart, dejó dicho que aquella obra había alcanzado un nivel de perfección que nunca más habría de ser igualado. Por supuesto que los bendecidos amantes de la música de finales del siglo dieciocho se sintieron del mismo modo.